Un factor de riesgo es cualquier agente que aumente las probabilidades de que una persona padezca de una enfermedad. Distintos tipos de cáncer tienen diferentes tipos factores de riesgo. Por ejemplo, fumar es un factor asociado con el riesgo de cáncer de pulmón, en la cavidad oral, de garganta, la laringe, vejiga y otros órganos. Sin embargo, es importante recordar que estos factores aumentan el riesgo de la persona, pero no siempre "causan" la enfermedad. Muchas personas que tienen uno o más factores de riesgo nunca desarrollan un cáncer, mientras que otras que padecen de esta enfermedad no tienen ningún factor de riesgo conocido. No obstante, es importante conocer la existencia de factores de riesgo, de manera que se puedan tomar medidas apropiadas, tales como cambios de hábitos que afecten a la salud o controles periódicos con el fin de detectar un posible cáncer.
Los dos factores de riesgo asociados al cáncer que nos ocupan en este capítulo, el alcohol y el tabaco, se definen como factores de riesgo exógenos y que éstos están relacionados con el estilo de vida como fumar, mascar tabaco, consumo de alcohol, dieta, exposición al sol y la actividad física.
Todas las enfermedades causados por el tabaco y el consumo excesivo de alcohol podrían prevenirse por completo y esa prevención pasa por el deshabito de fumar y el moderado consumo de bebidas alcohólicas. En este caso, el límite de lo moderado varia en gran medida por el arraigo cultural que tiene en nuestra sociedad y eso hace que lo moderado varíe sustancialmente de un individuo a otro.
Alcohol: se cree que el mecanismo de acción del alcohol en el desarrollo del cáncer oral es que, el etanol, un derivado de la destilación alcohólica, atrofia las células epiteliales y las transforma en más permeables al ingreso de agentes cancerígenos.
Tabaco: el riesgo para la salud por aspirar el humo del tabaco no es solo para los fumadores, ya que en aquellos que comparten el espacio con fumadores el índice de posibilidades de adquirir cáncer de pulmón aumenta considerablemente. El aspirar el humo del tabaco en sus distintas formas de consumirlo hace que el calor producido por este genere una alteración de las células de la mucosa oral de agentes cancerígenos como la nicotina, el alquitrán, el monóxido de carbono.
Tanto uno como el otro producen o potencian la localización de lesiones pre-cancerosas que con su incidencia pueden evolucionar a cancerosas. Una pequeña llaga en la mucosa oral producida simplemente por una prótesis mal adaptada o por obturaciones desbordantes, si no son observadas y tratadas puede desarrollar un pre cáncer y si a esto le agregamos la acción de estos factores de riesgo los daños suelen ser mayores.
También estas sustancias se adhieren a las cuerdas vocales, garganta y pulmones y se extienden a otros órganos como riñones, vejiga, útero y ovarios.
Ambas sustancias, el alcohol y el tabaco de por sí solo traen esas consecuencias pero, debemos tener en cuenta que la presencia de ellas en conjunto sinergizan sus efectos dañinos, por lo que en todo momento se debe evitar el consumo tanto del tabaco como del alcohol.
Dr. Luis M. Nacur Odontólogo
M.P. N° 42316
sábado, 23 de julio de 2011
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